Las prioridades de la política pública, transcurridos más de dos
años y medio de implementación del cambio en el modelo
económico, siguen centrándose en la reducción del déficit fiscal,
En la hoja de balance de la administración central, se
materializan los esfuerzos por reducir las partidas del gasto y
por ampliar la recaudación pública.
Por el lado del gasto, son notorias las tensiones políticas y
sociales subyacentes a cada avanzada dl Ejecutivo Nacional en
avanzar en una agenda de austeridad.
En cuanto a las fuentes de ingresos, se destaca una significativa
transformación en la matriz tributaria. Su transformación, tiene
que ver con un profundo cambio en el sesgo ideológico del
partido gobernante:
En términos simplificados, se pasó de una estructura más
proclive a grabar saldos de utilidades y rentas, a otro modelo que
postula la necesidad de reducir la incidencia impositiva sobre
actividades privadas, como canal para incentivar la producción.
En este marco, se suscitaron importantes modificaciones en los
diferentes tributos internos: se crearon nuevos impuestos, se
eliminaron otros, se modificaron bases imponibles, alícuotas y
demás aspectos técnicos de diseño impositivo.
Además de consecuencias sobre los niveles de recaudación,
estas alteraciones implicaron ganadores y perdedores. Algunos
actores redujeron la presión impositiva a la que estaban
expuestos y otros la vieron incrementada, en términos relativos,
En la presente infografía, analizamos la evolución de la
estructura impositiva argentina en los últimos años, tanto en
términos cualitativos como cuantitativos. En particular,
discutimos los cambios subyacentes a la eliminación de
retenciones, la tendencia a la regresividad del sistema y las
consecuencias sobre el federalismo de los cambios suscitados.
En números, los dos últimos años muestran un incremento de
la participación del impuesto al valor agregado, en detrimento
de otros de estructura más progresiva. Así, se pasó de una
relación de $1,14 recaudado por IVA por cada $1 recaudado por
ganancias en 2015 a una de $135 en 2016 y de $1,38 en 2017. En
los primeros 5 meses del año actual, la relación ya está en $1,64.
Por su parte, otros impuestos que perdieron participación
relativa en los últimos dos años fueron los de bienes personales
(-0,3%) y derechos de exportaciones (-3,55%), ambos de crucial
importancia en toda matriz tributaria deseable desde un punto
de vista distributivo, se suman a la disminución de recaudación
de ganancias, que perdió casi 1,3 puntos de participación.
A su vez, como producto de la baja escalonada de retenciones de
este año y de la eliminación de las exigencias de liquidación,
también se vio afectado el esquema de transferencias a partir
del fondo federal solidario. En los primeros cinco meses de 2018
se registraron 15% menos de transferencias que en 2017,
mientras que en relación a 2015 la merma es cercana al 30%.
Claro que un efecto colateral del aumento del tipo de cambio y la
eliminación de restricciones a las exportaciones fue el de un
aumento de precios internos de productos primarios. Por
ejemplo, 123% de suba acumulada en aceites, 87,4% en lácteos y
83,9% en frutas y verduras.
Con todo, el costo fiscal de haber eliminado las retenciones en
los dos últimos años fue de U$S4.639, lo cual al tipo de cambio
promedio equivale a $72.000 o más de un año de la asignación
universal por hijo.