Justo lo que el doctor había prescrito: predicciones sobre las recesiones en tiempo real

Una serie de factores económicos y financieros con fuerte componente predictivo sugieren que el riesgo
de recesión continúa siendo bajo. Sin embargo, esos indicadores siguen una tendencia hacia los picos
que caracterizan los períodos previos a una recesión. Esto significa que podría producirse una recesión
en torno a 2020
Boyd Nash-Stacey
A pesar de que, con carácter general, la economía goza de buena salud, se ha prestado una creciente atención a
la antigüedad de la actual expansión en EE.UU., teniendo en cuenta que los precios de los activos han alcanzado
máximos históricos. Esto ha llevado a diversos expertos a concluir que nos aproximamos a una recesión. De
hecho, existe la sensación de que el riesgo de recesión va en aumento debido a la longevidad del actual período
expansivo. Pese a que esto quizá fuera cierto en la era previa a la Segunda Guerra Mundial, las pruebas
disponibles sugieren que las recesiones posteriores a dicho conflicto bélico no han guardado una relación tan
estrecha con su antigüedad. Como dijo la ex presidenta de la Reserva Federal Janet Yellen, “… creo que es un
mito que las recesiones mueran de viejas”. De hecho, en los últimos 50 años hemos asistido a un envejecimiento
de los ciclos de expansión en EE.UU.; la duración media de estos ciclos se elevó de 14 trimestres antes de 1980 a
32 trimestres posteriormente. La actual expansión cumple su 36º trimestre en septiembre. Como resultado de ello,
está justificado adoptar un enfoque más cauto en lo referente a las predicciones sobre las recesiones.
Existe una serie de factores más allá de la antigüedad del ciclo actual que se están aproximando a los máximos de
ciclos económicos anteriores. A modo de ejemplo, la tasa de desempleo se sitúa en el 3,9%, cerca de sus
mínimos históricos, mientras que tanto la tasa de bajas voluntarias –una señal de la confianza de los trabajadores
en el mercado laboral– como la de puestos vacantes han alcanzado y superado sus picos previos a la crisis.
Además, el endeudamiento de los hogares aumenta de forma paralela a la mejora que está experimentando el
mercado de trabajo. De hecho, el gasto por intereses personales crece a un ritmo del 11,8% interanual (frente al
2,5% de agosto de 2016), y la proporción de los pagos en concepto de amortización de la deuda de los
consumidores respecto a la renta disponible permanece en su nivel máximo desde 2009.

Fuente: BBVA

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