Informe Semanal #451 Banco Ciudad

En línea con lo esperado, los datos de precios minoristas de febrero conocidos esta
semana capturaron un incremento en la tasa de inflación mensual, reflejo
(principalmente) de los aumentos en las tarifas de los servicios públicos, aunque
también incrementos en algunos bienes transables. A ello se sumó, además, el alza
en los precios mayoristas que, al igual que en enero, volvió a reflejar el efecto de la
depreciación del peso. En este contexto, el Banco Central decidió mantener sin
cambios la tasa de política monetaria, explicitando, a su vez, su intención de
continuar con sus recientes intervenciones en el mercado de cambios, en la medida
que esto resultara necesario para evitar que una depreciación mayor del peso
interfiera con el proceso de desinflación en marcha.
En lo que hace a la dinámica de los precios minoristas, la variación del nivel general
trepó al 2,4% mensual a nivel nacional, ubicándose 6 décimas por encima del dato
de enero (1,8%). En febrero, incidieron las subas en precios regulados, que
registraron un incremento de 4,8%, aportando poco más de 1 punto porcentual a la
inflación del mes. Se destacaron los aumentos en las tarifas de los servicios
públicos (electricidad y transporte de pasajeros), a los que se sumaron otros en
celulares, prepagas y naftas. Por otra parte, también se observó una aceleración en
la inflación núcleo, que se situó en 2,1% (versus 1,5% en enero), en la que habría
incidido tanto la depreciación del peso sobre los precios de algunos bienes
transables (los alimentos se encarecieron 2,2%), como algún efecto de segunda
ronda de los aumentos tarifarios de diciembre último.
De esta forma, en los primeros dos meses de 2018, el nivel general de precios
minoristas acumuló un alza de 4,2% (3,6% en el caso del componente subyacente y
7,1% en los precios regulados), con un alza de 25,4% en términos interanuales para
el nivel general y de 21,6% para la inflación núcleo en el mes de febrero.
Por su parte, los precios mayoristas experimentaron una suba de 4,8% mensual,
similar a la observada en enero (4,6%), y algo más de 3 puntos porcentuales mayor
al promedio del cuarto trimestre de 2017 (1,5%). Al igual que en el primer mes del
año, el efecto de la depreciación del peso se sintió en los precios de los productos
primarios e importados, que registraron alzas de 9,1% y 4,3%, respectivamente.
En vista de estos datos y con la mirada puesta también en las expectativas de
inflación, las cuales se han venido ubicando de forma consistente por arriba de las
nuevas metas oficiales, el Banco Central decidió mantener sin cambios la tasa de
política monetaria en 27,25%, nivel en el que se sitúa desde finales de enero.
Pero más allá de la decisión puntual sobre la tasa, descontada por el mercado en el
actual contexto, el BCRA se valió del comunicado de política monetaria para
clarificar su posición en relación a las recientes intervenciones en el mercado de
cambios, indicando que éstas apuntaron a sostener el valor de la moneda, toda vez
que una depreciación del peso mayor a la ya ocurrida no estaría justificada ni por
impactos económicos reales ni por el curso de su política monetaria y tendría el
potencial efecto de ralentizar el proceso de desinflación. Más aún, si bien ratificó el
esquema de flotación cambiaria, también dejó en claro que las intervenciones
ocasionales en el mercado de cambios constituyen una herramienta
complementaria de política monetaria, dando la pauta de que estas podrían
repetirse ante dinámicas disruptivas que puedan alterar la dinámica inflacionaria.
En este marco, durante la última semana, el Banco Central continuó con sus
intervenciones el lunes, vendiendo USD 137 millones, llevando el tipo de cambio a
$20,20, valor en torno al cual osciló en los días subsiguientes. Posteriormente, el
día viernes, se registró una nueva intervención luego que la cotización llegara a
$20,37, tras lo cual la divisa cerró la semana en $20,19. De esta forma, el tipo de
cambio pasó a situarse en los mismos niveles de comienzos de mes, reflejando en
los hechos lo que la autoridad monetaria señalara en su comunicado en cuanto a
que apunta a evitar una depreciación mayor del peso en el corto plazo.
Ante estos acontecimientos, y frente a un escenario global que ha ganado en
complejidad, con primas de riesgo en alza y menores flujos de capitales hacia las
economías emergentes, prevemos que la evolución del tipo de cambio pasará a
cobrar mayor relevancia en términos de la dinámica inflacionaria y en el manejo de
la política monetaria. Resultará clave, entonces, el rol del Banco Central para
alcanzar el balance adecuado entre un esquema de flotación que permita al tipo de
cambio reflejar los cambios en el frente externo (como un menor ingreso de
capitales para financiar el déficit de la cuenta corriente) e intervenciones que
eviten movimientos disruptivos con capacidad de afectar el proceso de desinflación
en el cual se encuentra embarcada la economía argentina. Con todo, el tipo de
cambio se sumó explícitamente a la ecuación de la autoridad monetaria,
reforzando la tasa de interés con otro instrumento en su lucha antiinflacionaria.

Fuente: Banco Ciudad

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