Informe macroeconómicodeAmérica Latina y el Caribe 2018

El Informe macroeconómico del año pasado, “Caminos para crecer en un nuevo mundo
comercial” sostenía que la región podía impulsar el crecimiento sin grandes gastos
fiscales mediante la profundización de la integración regional. En La hora del crecimiento
retomamos al debate sobre el crecimiento teniendo en cuenta la experiencia de
la región a lo largo del último medio siglo. Situar el debate sobre el crecimiento en esta
perspectiva nos permite centrarnos en los factores estructurales que han impedido que
los países de la región alcancen tasas de crecimiento iguales a otras regiones más diná-
micas, tasas que se requerirían para satisfacer las aspiraciones de su vibrante población.

Un año después, el contexto global sigue siendo favorable para la región, lo que
brinda oportunidades para implementar reformas muy necesarias. El crecimiento mundial
se ha fortalecido, los precios de las materias primas siguen estables y los principales
bancos centrales en las economías avanzadas siguen adelante con la normalización de
las condiciones monetarias. Aún así, persisten varios riesgos, entre ellos el potencial de
una mayor inflación y de una normalización monetaria más rápida con impactos en los
precios de los activos globales, así como la posibilidad de que el mundo se vuelva más
proteccionista. Si se materializaran estos riesgos, los impactos en la región podrían ser
significativos. Al poner en marcha los motores internos del crecimiento se puede impulsar
el crecimiento potencial, lo cual puede ser un seguro contra estos escenarios más negativos,
fortaleciendo y haciendo más resilientes las economías de la región.
El informe de este año identifica el bajo nivel y la mala calidad de la inversión como
los principales factores que limitan un crecimiento a largo plazo en la región. Sortear
esas restricciones requiere enfocarse en la eficiencia, y canalizar más recursos públicos y
privados a los sectores productivos. El solo hecho de invertir más no aumentará necesariamente
la productividad si los recursos son mal asignados y, por lo tanto, esos esfuerzos
serán ineficaces para sostener un crecimiento más alto a largo plazo. La importancia
relativa de las restricciones subyacentes varía de un país a otro, lo que significa que la
agenda de las políticas públicas adecuada para cada país debería basarse en evidencia
rigurosa. Teniendo ese objetivo presente, en La hora del crecimiento volvemos a analizar
evidencia recopilada en números recientes de la serie de la publicación insignia del BID,
Desarrollo en las Américas (DIA) y en anteriores números del Informe macroeconómico
de América Latina y el Caribe, para arrojar luz sobre el problema del bajo crecimiento y
proponer soluciones viables.

Alcanzar y sostener un crecimiento más alto también exigirá mantener un entorno
macroeconómico estable. Por lo tanto, el informe de este año incluye capítulos sobre los
aspectos fiscales y monetarios que analizan las implicaciones de las políticas macroeconómicas
para el crecimiento y la estabilidad. En el frente fiscal, la mayoría de los países
de la región se encuentran en un proceso de consolidación de sus cuentas públicas. En
esos países, el foco debería centrarse en procurar la mezcla adecuada entre las reformas
tributarias y de gasto, y en promover reformas específicas para mejorar la productividad
con el fin de sentar las bases para un crecimiento a largo plazo más rápido. Hay señales
alentadoras. Por ejemplo, el ajuste actual se centra menos en recortar la inversión pública
que en el pasado. En el frente monetario, la inflación en la región ha disminuido en la
mayoría de los países con diferentes regímenes monetarios. La región ha sido pionera
en la redefinición de los regímenes de meta de inflación, navegando la estrecha frontera
entre permitir que el tipo de cambio se ajuste a los shocks externos y mantener ancladas
las expectativas de inflación. Al mismo tiempo, los amortiguadores externos —como las
reservas internacionales— han disminuido, lo cual puede aumentar la vulnerabilidad ante
los shocks externos. El fortalecimiento de las cuentas fiscales y externas reduciría la exposición
a las cambiantes condiciones financieras mundiales.
Independientemente de la evolución de la economía mundial, diseñar e implementar
las políticas domésticas adecuadas permitirá a los países de la región alcanzar un crecimiento
más rápido.

Fuente: IADB

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