Informe Económico Semanal #433

Los datos conocidos esta semana confirman el ingreso en una fase de aceleración
del crecimiento económico, que no sólo se muestra sectorialmente cada vez más
difundido, sino que también comienza a ser percibido por un porcentaje creciente
de la población, elemento que ayuda a explicar la positiva performance del
oficialismo en las últimas PASO y que resultará clave de cara a las elecciones
legislativas de octubre. Asimismo, las señales de expansión no se circunscriben
únicamente a los indicadores del nivel de actividad, sino que también se ven
plasmadas en el crecimiento de las importaciones y en una favorable evolución de
las cuentas públicas, fruto de un sostenido aumento de los recursos tributarios.
De acuerdo al Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) que elabora el
INDEC, la economía se expandió un 4% anual en junio, por encima del alza de 3,4%
que había presentado en mayo. De esta manera, el EMAE finalizó el segundo
trimestre con un alza promedio de 2,7% con respecto a igual período de 2016 y de
0,8% con relación al trimestre previo, acumulando cuatro trimestres consecutivos
en ascenso. Paralelamente, según las estimaciones oficiales, el avance ya
comprende a la totalidad de las actividades productivas, con la única excepción de
las minas y canteras, que incluyen a la producción de gas y petróleo.
Los indicadores privados, en tanto, muestran que la expansión continuó
acelerándose en julio. El Índice General de Actividad de Ferreres (IGA-OJF) arrojó
una suba de 5,4% interanual, en lo que fue el alza más pronunciada de los últimos
50 meses, acompañada de un incremento de 0,6% con respecto a junio.
Ahora bien, las mejoras no son sólo con respecto a un año atrás, sino que se dan
incluso contra los niveles de diciembre de 2015, lo que indica que la economía ya
logró recuperarse completamente de los efectos de las correcciones
macroeconómicas en las que debió incurrir la actual administración al inicio de su
mandato, vinculadas (fundamentalmente) a la normalización del funcionamiento
del mercado de cambios y al inicio de un proceso de consolidación fiscal, dos
medidas que tendrían un costo en términos del nivel de actividad en el corto plazo,
pero que resultaban indispensables para evitar una crisis y sentar las bases para
comenzar a transitar un sendero de crecimiento sostenido.
Por otro lado, esta semana también se conoció el Índice de Confianza del
Consumidor (ICC) que elabora la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT). Dicho
indicador verificó para agosto un incremento cercano al 12%, tanto con respecto a
julio como con relación a un año atrás, destacándose como novedad que la
percepción positiva sobre la marcha de la economía ya no resulta exclusiva a la
Capital Federal o al Interior del país, sino que ahora también empieza a sentirse con
fuerza en el Gran Buenos Aires y entre la población de menores ingresos. Ambos
datos dejan entrever que el crecimiento económico comienza a permear a un
espectro más amplio de la sociedad, elemento que resulta clave para comprender
los últimos resultados electorales.
En este sentido, un elemento interesante está vinculado a la fecha en la cual fue
realizado el trabajo de campo de la encuesta. La mayor parte de las consultas para
confeccionar el ICC de agosto fue realizada antes de las PASO, por lo que es factible
que la mejora en la percepción de los consumidores tienda a consolidarse de cara a
las elecciones de octubre, habida cuenta de la positiva marcha reciente de los
indicadores de la economía real o, por ejemplo, la mayor estabilidad cambiaria
(otro “termómetro” de la percepción económica de la ciudadanía).
Por otro lado, y como ya se mencionó, el avance de la actividad se ve reflejado
también en los datos de comercio exterior. En este sentido, las importaciones
experimentaron en julio una suba interanual de 30%, la variación más pronunciada
en lo que va de 2017, con un alza de 15% para el acumulado de los primeros 7
meses del año. Y si bien el rubro que más subió fue el de las importaciones de
automotores (76%), resulta destacable el incremento en las compras de bienes de
capital (54,7%) y de piezas y accesorios para bienes de capital (34,9%), números
que hablan de una recuperación más palpable de la inversión.
Finalmente, en lo que hace a la evolución de las cuentas públicas, el déficit primario
exhibió en julio una caída de 9% en comparación con igual período de 2016. Es
importante señalar que si bien en marzo ya se había registrado una reducción del
déficit en términos nominales, en aquella oportunidad habían desempeñado un rol
central los recursos extraordinarios aportados por el Régimen de Sinceramiento
Fiscal. En julio, por el contrario, estuvieron en juego factores de carácter más
estructural, combinándose un mayor crecimiento de los recursos tributarios,
favorecido en buena medida por el avance de la actividad económica, con una
nueva desaceleración en el ritmo de aumento del gasto, en la que continúa
desempeñando un papel importante la reducción de los subsidios económicos.

Fuente: Banco Ciudad

Leer más Informes de:

Macroeconomía