Durante largos años la Argentina se mantuvo al margen de los mercados financieros internacionales y estuvo fuera del menú de alternativas para ser destino de la Inversión Extranjera Directa (IED), aún en un contexto de dinero barato.
La IED representó en 2015 el 2,1% de su PBI, muy alejado de vecinos comparables como Brasil (4,2%), Colombia (4,1%), Perú (3,6%) y Chile (8,5%).
Un hipotético acercamiento del ratio IED / PBI de la Argentina al de Brasil o Colombia implicaría el ingreso de alrededor de u$s 11.000 millones anuales adicionales.