Por falta de opciones rentables en pesos, la fuga de capitales del primer bimestre fue la mayor de los últimos 15 años.
o Desde el último cambio de gestión económica, se dio una mutación en el sistema financiero argentino. En lo concerniente a la política monetaria, se levantaron regulaciones normativas sobre los bancos. En materia cambiaria, se liberalizó la cuenta de capital y financiera.
o El nuevo esquema institucional tuvo, en el marco de un régimen de metas de inflación, tuvo consecuencias sobre los incentivos a invertir en instrumentos en pesos o a dolarizar activos.
o A pesar de que la actual gestión monetaria pregona la importancia de una tasa de interés real positiva, la misma se mantuvo todo el 2016 en valores negativos, y la perspectiva para 2017 es que este fenómeno se potencie.
o Al no existir opciones en pesos que equiparen a la inflación, los fondos se vuelcan a la valorización y fuga. Por eso, en 2016, la salida de dólares del sistema financiero –por todo concepto-superó en un 16,8% a la de 2015 y en un 37,2% al promedio de los últimos cinco años.
o Esta dinámica parece repetirse en 2017, donde las erogaciones de dólares del BCRA para atesoramiento privado, pago de intereses y remisión de utilidades fue la mayor de los últimos quince años (10% mayores a las de 2016 y 320% superiores a las de 2015).
o Con todo, el esquema de metas de inflación del BCRA está en riesgo. Si los ahorristas no encuentran un refugio de poder adquisitivo en pesos, y no se restringen los capitales de corto plazo, la dolarización de carteras puede tomar un ritmo peligroso para la sustentabilidad macroeconómica.