Lentamente la economía Argentina está recuperándose, pero es evidente que el consumo todavía no forma parte de este proceso.
Y los predictores de actividad económica, los cuales anticipan la evolución de la economía en el corto plazo, son muy claros al respecto de acuerdo a los últimos datos disponibles. Aquellas variables asociadas a la inversión muestran claras señales de recuperación, mientras que las asociadas al consumo son difusas.
Cuadro 1. Predictores de la Actividad Económica
a) c) INDEC; b) Asoc. Fabr. Cemento d) MECON; e) Cám. Arg del Acero f) UTDT
Los permisos de construcción muestran un sólido crecimiento con un 5,9% acumulado a mayo 2017, según las últimas cifras del INDEC. De mirarse el vaso medio vacío, podría decirse que la expansión es baja considerando la caída de los años anteriores (5% en 2016 y 9% en 2015). A pesar de ello, es indudable que existe una mejora, y los despachos de cemento que crecen un 7,3% a mayo están indicando que la construcción seguirá firme en los próximos meses. Muy importante para la economía en general por el efecto positivo que tiene en otras industrias y, sobre todo, el empleo.
La producción de acero es otra variable asociada a la inversión que muestra claros signos de recuperación con un crecimiento acumulado del 4% a mayo de acuerdo a la Cámara Argentina del Acero. La construcción en el sector privado sin dudas tracciona la industria del acero, pero la construcción pública y la agroindustria también están jugando un rol importante.
Las importaciones de bienes de capital tienen una dinámica muy positiva con un crecimiento del 11.5% acumulado según las estadísticas del INDEC. El atraso cambiario, al menos hasta hace unos días, alentaba a los empresarios a importar bienes de capital aprovechando el bajo precio del dólar.
Sin embargo, la recuperación de la inversión es una condición necesaria pero no suficiente para que la economía pueda crecer vigorosamente en el corto plazo.
El consumo representa el 80% del PBI, por lo cual de no incentivarse el consumo la tan deseada recuperación va a demorar mucho más de lo pensado.
Y esto es precisamente lo que está ocurriendo. El consumo es la variable que no termina de despegar. En parte porque los salarios reales aún no se han recuperado, y por otro lado porque el consumidor no termina de percibir que la situación va a mejorar en el corto plazo.
En cuanto a datos duros de consumo, de acuerdo a cifras del INDEC, acumulado a mayo las ventas en los supermercados y centros de compra apenas crecieron un 20% y un 13% en valores corrientes respectivamente, lo cual arroja guarismos negativos (-4% supermercados y -10% centros de compra) al deflactarlos por la inflación en torno al 25% anual. Mientras que CAME indica que a junio las ventas minoristas cayeron un 1.4% en junio y acumula un -3% en el primer semestre.
En lo que respecta a la percepción de la economía por parte de los consumidores, según cifras de la UTDT, la confianza del consumidor no solo cayó en junio un 8,1% respecto a mayo, sino que lo hace un 1,2% interanual.
El crédito al sector registra una leve alza en el año. Pero hay que tener en cuenta que parte de estos créditos son para complementar los sueldos ante las dificultades para llegar a fin de mes. Por lo cual, no es un crecimiento genuino que pueda llegar a dinamizar el consumo en el corto plazo.
No hay nada nuevo al decir que la recuperación del poder adquisitivo y el empleo son claves para que el consumo se expanda. Pero también es importante mejorar la confianza del consumidor, para que esté dispuesto a gastar cuando el poder adquisitivo y el empleo, finalmente, mejoren.