La economía global sigue mostrando datos positivos, en un entorno de dudas crecientes. El crecimiento global
continuó en los últimos meses, pero creció la escalada proteccionista entre EE.UU. y China, y la apreciación del
dólar se reflejó en un aumento de las tensiones financieras en las economías emergentes. La Fed y el BCE siguen
avanzado en la normalización de la política monetaria, lo que supone un endurecimiento paulatino de las
condiciones monetarias que seguirá presionando a estas economías, pero no estamos ante una crisis sistémica.
En un escenario global de ligera desaceleración en 2019, el principal riesgo sigue siendo el proteccionismo.
El acuerdo de junio entre Argentina y el FMI no generó la esperada recuperación de la confianza y se desató en el
3T18 una nueva ronda de salida de capitales y depreciación fuerte del peso, que sólo se calmó tras una nueva
etapa de ajuste fiscal que buscará el equilibrio fiscal en 2019, una ampliación del acuerdo con el FMI de USD50
mM a 57,1 mM y la duplicación de los fondos disponibles para 2018 y 2019.
Además, tras el cambio de Presidente del BCRA, se abandonó el régimen de metas de inflación y se instauró un
nuevo esquema monetario-cambiario que busca mantener la base monetaria constante en términos nominales
hasta junio de 2019 e instaura una amplia zona de no intervención cambiaria donde el peso flota, con intervención
acotada del BCRA fuera de esa banda. Se busca así controlar la demanda de dólares aspirando toda la liquidez
excedente en pesos, pero quedan dudas sobre la capacidad del BCRA de estabilizar el tipo de cambio y bajar la
inflación, y la volatilidad de la tasa de interés y los efectos recesivos que tendrá esta estricta meta monetaria.
Estos eventos suponen el fin del plan de los primeros 2 años del Presidente Macri, que en el plano fiscal implicaba
gradualismo en la reducción de alto déficit heredado, financiando con endeudamiento la transición, y en el plano
monetario, la búsqueda de una inflación de un dígito en 2019 usando el esquema de metas de inflación.
En 2018 el gobierno ha sobre-cumplido sus metas fiscales y podrá alcanzar el equilibrio primario en 2019 con el
nuevo impuesto sobre las exportaciones y, en el margen, recortes del gasto. Sin embargo, la carga de intereses
sería de 3,3% del PIB por la depreciación del peso. El programa con el FMI garantiza que Argentina podrá afrontar
su programa financiero con un roll-over de sólo 60% de los vencimientos de Letes en pesos y dólares.
La prolongación de la crisis cambiaria, con su fuerte impacto en las confianzas, y el nuevo apretón monetario y
fiscal, nos hacen revisar a la baja la previsión de crecimiento del PIB en 2018 y 2019, dos años en los que caerá el
PIB, aunque en términos trimestrales comenzará a recuperarse en el 1T19. También revisamos significativamente
al alza las estimaciones de inflación para ambos años, a 46% en diciembre de 2018 y 29% en diciembre de 2019.
El mercado laboral también comienza a mostrar los efectos de la recesión, con una suba de la tasa de desempleo
en el 2T18 que seguirá hasta promediar 9,3% en 2019. En el plano externo, nuevo escenario de fuerte
depreciación real del peso y recesión generará un brusco cierre del déficit de cuenta corriente a -2,3% del PIB en
2019, con un ajuste de la balanza comercial de bienes y servicios que alimentará los flujos comerciales de divisas.
Para 2019 hay muchas incertidumbres abiertas. En el plano local una pregunta crucial es si el nuevo esquema
monetario-cambiario podrá estabilizar el mercado cambiario, bajar la inflación, y cuán recesivo será ello, con
implicancias inciertas en términos de conflictos sociales que desate y su efecto electoral en 2019. En el plano
externo, las principales dudas son sobre el desempeño económico y político de Brasil post.elecciones, y sobre
cómo evolucionarán las tensiones comerciales desatadas en el mundo.