La inversión en proyectos de infraestructura es prioritaria por varias razones, entre ellas porque tienen el potencial de incrementar la productividad y sostener el crecimiento de largo plazo1.
No obstante y a pesar de su relevancia, la inversión en infraestructura se ha reducido desde la última Crisis Financiera Global. En este escenario, se registra un déficit de financiamiento para las oportunidades de inversión en infraestructura. Es así que, según estimaciones del Global Infrastructure Hub, la brecha global de infraestructura proyectada desde ahora hasta el 2040 asciende a US$ 15 billones.
Es por esto que, con distintos matices, durante las presidencias de Rusia, Australia2, Turquía y China, el G20 ha buscado distintas soluciones al déficit en infraestructura. Tras el paréntesis dado a este tema durante la Presidencia Alemana, Argentina lo retoma en 2018 con el foco puesto en el rol de la inversión privada, estableciendo esta temática como una de sus prioridades con el mandato “infraestructura para el desarrollo”. El trabajo técnico de esta prioridad se llevará a cabo en el Grupo de Trabajo3 sobre Infraestructura.
El financiamiento privado de la infraestructura resulta crucial, dada la confluencia de varios factores: i) restricciones presupuestarias del sector público; ii) limitado financiamiento de los Bancos Multilaterales de Desarrollo; y iii) elevado stock de ahorro a nivel global.
El déficit de financiamiento a proyectos de infraestructura se da, paradójicamente, en un mundo donde por las condiciones globales de liquidez los grandes inversores institucionales (principalmente fondos de pensión y compañías de seguro) tienen invertidos alrededor de US$ 80 billones en activos que mayormente devengan bajos rendimientos. De esta manera, este tipo de inversión resulta de potencial interés para los fondos de pensión, dados sus mayores rendimientos tanto en instrumentos de deuda como de capital. Y dado que los pasivos de los fondos de pensión son a largo plazo, el elevado plazo de estos proyectos no es una desventaja para ellos. Esto se refleja en la última encuesta a inversores del Global Infrastructure Hub, la cual arrojó que el 90,3% de los inversores consultados está interesado en aumentar sus inversiones en proyectos de infraestructura.
Por todo esto, es que Argentina al momento de definir sus prioridades para la Presidencia, entendió que el fondeo que provee el sector privado debía jugar un rol central para cerrar el déficit de financiamiento. Y para que esto suceda, se considera fundamental la creación de una nueva clase de activo financiero específicamente vinculado a la inversión en proyectos de infraestructura (IAC)4. El financiamiento por medio de este tipo de instrumentos tendría el beneficio adicional de incrementar la transparencia de esta operación, reduciendo potencialmente el riesgo de corrupción en la ejecución de este tipo de proyectos.
Si bien ya existen “IACs” en algunos mercados financieros, sólo están presentes en una escala muy reducida. Por ende, se busca precisamente ampliar el tamaño y profundidad de este mercado para que el sector privado pueda jugar un rol mucho mayor. Para ello, el Grupo de Trabajo sobre Infraestructura va a trabajar sobre los mayores desafíos que actualmente impiden el desarrollo de esta clase de activo:
1. Promover y mejorar los estándares y modelos de preparación de proyectos de infraestructura;
2. Mejorar la calidad de los datos del sector, en especial los relativos al rendimiento financiero de los proyectos;
3. Mayor estandarización de los contratos de ejecución de los proyectos y de los instrumentos financieros utilizados;
4. Mejorar los instrumentos financieros existentes de manera de hacer más viable la financiación de proyectos de inversión desde su inicio (greenfield projects);
5. Buscar alternativas para dar el primer empujón en este mercado (jump-start the market).
En conclusión, el Grupo de Trabajo sobre Infraestructura va a trabajar sobre los cinco puntos mencionados, así como otros que probablemente surjan a lo largo de 2018. El foco se mantendrá en incentivar y facilitar el rol del sector privado en la financiación de proyectos de infraestructura, buscando el desarrollo del activo financiero IAC.
Carlos F. Suárez Dóriga
1 Como se menciona en un post previo: “La infraestructura se puede considerar como un factor complementario para el crecimiento económico. De forma indirecta eleva la productividad total de los factores al reducir las transacciones y costos diversos, lo cual permite un uso más eficiente de los insumos productivos convencionales.”
2 Los temas relacionados a infraestructura tuvieron un impulso considerable durante la presidencia Australiana del G20 donde se estableció el grupo de trabajo sobre Infraestructura e Inversión y se creó el Global Infrastructure Hub.
3 Para entender cómo funciona el G20 y su organización ver este post.
4 IAC, sigla en inglés (Infrastructure as an Asset Class).