Ante el fracaso del denominado “gradualismo”, el proyecto de presupuesto es una pieza clave del mayor
ajuste que se intenta imponer en la segunda etapa del gobierno de Cambiemos. Esta nueva etapa tuvo
sus comienzos en 2018 y no solo estuvo signada por la megadevaluación y un importante recorte fiscal
sino también por la consolidación hegemónica del capital financiero internacional: de allí que el
presupuesto tenga la marca registrada del FMI.
En ese marco, el fuerte ajuste que supone el presupuesto del “déficit cero” implicará –de aprobarse el
proyecto de ley- reducciones generalizadas y significativas en el gasto público (-7,7% en términos reales).
Se trata de menos recursos para la obra pública, para el pago de salarios de los empleados estatales, para
educación y cultura, para ciencia y técnica, para salud, para prestaciones sociales.
Una parte relevante de la reducción del gasto pasa también por las cuentas provinciales, con caídas reales
del 39% en las transferencias corrientes y casi del 35% en las transferencias de capital.
El ajuste más contundente no se inicia con este proyecto de presupuesto. Las reducciones reales en el
gasto público en 2018 están siendo en algunos rubros incluso más fuertes que las que se proyectan para
el año próximo. La caída en el gasto total alcanza el 6,2% y resulta llamativamente similar a la que tuvo
lugar en 2001, que alcanzó el 6,1%.
La suma de los sucesivos ajustes implica que en total entre 2015 y 2019 se acumularía una disminución
real del gasto del 18,0%. Las caídas acumuladas en estos años implican que M. Macri tras cuatro años de
gestión dejaría un 27% menos de gasto en educación y cultura (por parte de la Nación), casi un 31%
menos de gasto en ciencia y técnica y un 16% menos en salud.
Esta reducción en el gasto contribuye a profundizar la recesión económica, y su continuidad en el tiempo
implica también obstaculizar la posibilidad de salir de esta situación crítica. Las proyecciones
macroeconómicas del presupuesto reconocen un escenario económico y social sumamente negativo para
este año y el próximo, incluso sabiendo que la realidad seguramente se muestre peor que la proyectada
por el gobierno.