Informe Semanal #452 – Banco Ciudad

Los datos de evolución del PIB conocidos esta semana mostraron que la economía
se expandió en el último trimestre del año pasado a un ritmo más acelerado del
que inicialmente había adelantado el estimador mensual del INDEC, dando por
resultado un crecimiento económico de 2,9% en 2017. En paralelo, en el último
cuarto de 2017, se observó también una nueva reducción en la tasa de
desocupación, a partir de un importante aumento en los niveles de empleo.
Asimismo, al compás del sostenido avance de la actividad agregada, que se
mantiene al inicio del corriente año, los datos del balance comercial conocidos
estos días reflejan un robusto incremento de las importaciones, observándose
también una favorable evolución en los ingresos del fisco, que conjuntamente con
el esfuerzo para moderar el gasto, permite mostrar, ya cerrado el primer bimestre,
un cuadro positivo para las cuentas públicas.
En lo referido a la evolución del PIB, en el cuarto trimestre del año pasado la
economía se expandió un 1% sin estacionalidad (s.e.) en relación al tercero (por
arriba del 0,3% anticipado por el EMAE), marcando una aceleración respecto a los
dos períodos previos (con alzas de 0,6% y 0,8%), en lo que fue su sexto trimestre
consecutivo en ascenso. En términos interanuales, la economía registró una
expansión de 3,9% en el último cuarto de 2017, 1 punto porcentual mayor a la
registrada en el promedio del año (2,9%). Este positivo comportamiento en el
tramo final del año pasado dejó un “arrastre estadístico” de 1,2% para 2018,
cercano a medio punto porcentual mayor al adelantado por el EMAE, algo que
debería verse reflejado en una corrección al alza de las expectativas de crecimiento
del mercado para el corriente año.
Con un fuerte avance del 20,7% interanual en el cuarto trimestre, la inversión se
destacó a lo largo de todo 2017 como el componente más dinámico de la demanda
agregada, con un incremento promedio de 11,3% (la tasa más elevada desde 2011),
aportando 2,1 puntos al crecimiento del Producto Bruto. En el año, se destacó la
inversión en maquinaria y equipo (+13,9%), donde pesaron fundamentalmente los
equipos importados (algo que va en línea con el aumento que han venido
evidenciando las importaciones de bienes de capital), junto con una suba
importante en la inversión en construcción (+12,4%). El consumo privado también
se expandió con fuerza, registrando una suba de 3,6% en el año (+4,8% en el último
cuarto).
Este avance sostenido de la actividad económica se vio plasmado en una nueva
reducción en la tasa de desempleo, que en el último cuarto de 2017 cayó al 7,2%,
ubicándose 0,4 puntos porcentuales (p.p.) por debajo de un año atrás. La tasa de
empleo llegó a representar al 43% de la población total, situándose 1,1 puntos
arriba de sus niveles del mismo período de 2016, fruto de la creación de 433.000
puestos trabajo en el total de 31 aglomerados urbanos relevados por la Encuesta
Permanente de Hogares (EPH). Asimismo, la baja del desempleo se dio en un marco
de mayor incorporación de personas al mercado de trabajo, trepando la población
económicamente activa al 46,4% (versus 45,3% de un año atrás).
Por otro lado, reflejo de un sostenido avance de la economía en el comienzo del
corriente año, los datos del balance comercial continúan mostrando un crecimiento
importante de las importaciones. Estas se incrementaron un 26,3% interanual en
febrero, con alzas significativas en piezas y accesorios para bienes de capital
(+39,8%) y en bienes intermedios (+35,4%), es decir, insumos industriales. Por otro
lado, las exportaciones se incrementaron un 10,1%, manteniendo su aceleración
respecto a la dinámica observada a lo largo de 2017 (+0,9%). Se destacó el
crecimiento en las exportaciones de material de transporte (+38,7%), a partir de
mayores ventas a Brasil (+87%), un indicio favorable de lo que podría ser la
evolución de las exportaciones industriales al país vecino durante 2018, algo que
podría ayudar a compensar el efecto de la sequía sobre las ventas externas
agrícolas.
Finalmente, el avance de la economía también se ve reflejado en los números
fiscales, con un crecimiento sostenido de los ingresos, por arriba de la inflación. En
febrero, estos se incrementaron 26,7%, a partir de un sólido avance de los tributos
ligados al nivel de actividad, con el IVA aumentando un 46,3%. En paralelo, con una
evolución más pausada del gasto primario, que creció sólo 18,4% (contrayéndose
casi 6% en términos reales), el déficit primario se redujo 24,4% en relación a
febrero de 2017. Esto llevó el “rojo” acumulado en el primer bimestre a 0,1% del
PIB, cómodamente por debajo de la meta indicativa trimestral de 0,6%, incluida en
las previsiones oficiales de déficit primario para el año (3,2%). Este dato es clave
para pensar en un segundo año consecutivo de disminución del desequilibrio de las
cuentas públicas, quebrando la tendencia de deterioro e inestabilidad pasada de
Argentina.

Fuente: Banco Ciudad

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